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miércoles, 31 de agosto de 2016

Despedida: mudamos la porfía a otro sitio

Estimados lectores:

Sólo quería dedicar unas líneas para explicar la ausencia de noticias en los últimos meses. La razón principal, vericuetos personales al margen, es que he dedicido mudar el blog de plataforma. A partir de septiembre, el blog podrá seguirse en Hypotheses.org:



El cambio solo obedece al atractivo de agrupar todos los blogs académicos en una sola plataforma de prestigio. No tengo ninguna queja con blogspot, antes al contrario: ni un solo problema he tenido desde que empecé el blog en 2013. De hecho, lo recomendaré siempre como plataforma para el primer blog de cualquier interesado, por lo intuitivo de su manejo y la posibilidad de hacer muchas cosas invirtiendo muy poco tiempo en ellas. 

Es momento de comenzar una nueva etapa en el blog. A todos los que me habéis leído en alguna ocasión, mil gracias por hacerlo, sobre todo si también os molestásteis en dejar un comentario, pues fueron todos muy estimulantes, cada uno en su medida. Ojalá a partir de septiembre también me leáis en el nuevo espacio.

Espero que hayáis tenido un buen verano y, sobre todo, que tengáis un buen otoño. 

Hasta pronto.

miércoles, 25 de mayo de 2016

#HybrisHispanica: problemas de traducción en 'Juego de Tronos'. ¿Qué hacemos ahora con Hodor?

  No es esta la primera vez que me refiero en este blog a la famosa serie Game of Thrones (Juego de Tronos en español), pues llevo ya bastantes años utilizándola habitualmente en mis clases para explicar historia y literatura española de la Edad Media. De hecho, ahora mismo estoy acabando de redactar un artículo sobre los pros y los contras de enseñar siguiendo la serie, que espero pueda publicarse pronto y compartir así mis experiencias con otros docentes igualmente interesados en tales experimentos educativos. 



  La idea de utilizar la serie me la dieron mis estudiantes, a los que escuchaba conversar y contarse la serie unos a otros tras cada episodio. Había que estar al día de lo que pasaba en cada capítulo, porque si no lo habías visto, perdías el hilo y te enterabas de tramas que no deberías. La entrada de hoy es una de esas, así que, como es preceptivo, toca avisar al lector de que voy a proceder a un total destripe (por favor, dejemos de usar el horripilante 'spoiler') del capítulo quinto de la sexta temporada de la serie. Por lo tanto, si no lo has visto todavía, es mejor que dejes de leer inmediatamente y regreses cuando lo hayas visto.



 Y aquí está tu última oportunidad para abandonar el blog antes de proceder a destripar el episodio.




   Muy bien, tú lo has querido ;-)

   La serie no deja de sorprender a los que la disfrutan añadiendo a las escenas de acción y a las complejas tramas políticas la muerte de personajes importantes, a cual de ellas más inesperada. Desde la de Ned Stark en la primera temporada, a la excelsa y sanguinaria Boda Roja de la segunda, pasando por el envenenamiento de Joffrey Baratheon-Lannister en la tercera, o el más reciente apuñalamiento de Jon Snow (minimizado tal vez por su esperadísima resurrección a inicios de esta temporada), el caso es que los guionistas cada vez se las tienen que ingeniar más para pillarnos por sorpresa. Tal vez por ello han escogido sacrificar ahora al personaje de Hodor, el gigantesco y forzudo sirviente de la familia Stark al cuidado de los pequeños de la saga desde que tuvieron que abandonar clandestinamente su morada de Winterfell (Invernalia). 



  Algún capítulo atrás ya habíamos visto cómo Bran, regresando a la niñez de su padre, tomaba contacto visual con Hodor, en aquel entonces un niño de gigantesco tamaño llamado Wylis, hijo a la sazón de una de las sirvientes de su padre. El detalle que sorprendió a Bran fue que, en apariencia, Wylis no tenía ningún problema y hablaba como los demás, pues, antes de esa regresión al pasado, siempre que aparecía Hodor solo pronunciaba esa palabra, 'hodor', cada vez que era preguntado por algo. Tal como ocurriese en la saga de la Guerra de las Galaxias con Chewbacca, las bromas en la red con Hodor han proliferado, en especial los salones para mantener conversación tales como esta:



  Por desgracia para los muchos admiradores del bonancible gigantón, en el capítulo de marras Hodor tiene que sacrificar su vida para salvar la de Bran, pues cuando el ejército de Caminantes Blancos ataca la cueva, Meera Reed empuja el carromato de Bran mientras que pide al bonachón sirviente que utilice su descomunal tamaño y fuerza para sujetar la puerta por la que ambos, Bran y Meera, huyen. Aquí está la escena en su lengua original, con subtítulos en la misma.



   Si en los capítulos anteriores el pequeño Wylis sí sabía hablar, ahora sabemos la razón por la que dejó de hacerlo: al entrar en su cerebro para salvar la vida, Bran lo hizo en el pasado, a través del pequeño Wylis, para activar al Wylis del futuro. Esto provocó en el adolescente una enfermedad que, de acuerdo a esta futura doctora en neurociencia, se llama afasia expresiva. La joven estudiante ha utilizado precisamente el personaje y las circunstancias que rodean a Hodor para llamar la atención sobre este poco conocido trastorno cerebral.



  Además de la inmensa pena causada a los seguidores de la serie por la muerte de quizá el único personaje inocente que había en las tramas (como los propios protagonistas explican aquí), habría mil asuntos que comentar al respecto, en especial la intromisión de Bran desde el futuro en el pasado. Pero en realidad, y a pesar de publicarse esto hoy, en el Día del Orgullo Friki, voy solo a centrarme en un asunto puramente lingüístico. A raíz de la muerte, también conocemos que, en realidad, la palabra 'hodor', con la que nuestro amigote responde a todo, es una contracción de la frase que Meera Reed le decía mientras ella huía con Bran, 'hold the door', es decir, 'sujeta la puerta'. Así que el problema que se presenta a los equipos de doblaje que trabajan en la traducción de la serie es realmente peliagudo y, para mi sorpresa, ha suscitado un debate tremendo en la red, llegando incluso a ámbitos de la prensa más tradicional. Este año, además, estoy bastante sensibilizado con el asunto precisamente porque, dentro del programa de estudios de maestría y de doctorado de la Universidad de Lancaster, he estado dirigiendo un trabajo de maestría centrado en los problemas que otra serie, The Big Bang Theory, presenta para el doblaje en español.




  Volviendo a nuestro amigo Hodor, y tal como presumidamente se señala en esta farfolla de artículo (ya saben, los ingleses siempre dispuestos a sacar pecho de su supuesto carácter único en el mundo mundial), es obvio que la traducción va a ser más fácil en aquellas lenguas donde la palabra 'puerta' derive de la misma raíz indoeuropea dʰwer- de donde deriva el inglés 'door', como el alemán 'tür' o el turco 'dur', que era el ejemplo mencionado en el artículo. Por este motivo, la maniobra más lógica para lenguas románicas es abandonar la traducción literal de 'puerta' y jugar con la proximidad fonética de otros vocablos igualmente válidos. Por ejemplo, uno de los doblajes del episodio para hispanohablantes de la América hispánica ha escogido la frase 'déjalo cerrado' para traducir 'hold the door'. La variante es bastante acertada, pues la leve aspiración de la jota en 'déjalo' y la presencia de la erre doble en 'cerrado' hacen asemejar bastante bien la evolución del original 'hodor'.



  No he tenido la oportunidad de ver la versión con el doblaje que se ha hecho en castellano para los espectadores de España, aunque creo que lo más sensato sería dejarlo así, pese a todas las teorías barajadas al respecto de lo que debería hacerse. Los directores de doblaje tienen un reto bastante complicado ante sí, aunque, desde luego, todo sería más fácil si en vez de una serie dramática, se tratase de una parodia o de una comedia: en eso los españoles no tenemos rival. De hecho, desde las primeras horas en que #HoldTheDoor se convirtió en tema de máxima atención en las redes sociales, en especial en Twitter, el humor hispánico comenzó a hacer de las suyas




  De todas las soluciones paródicas propuestas, tal vez la mejor sea esta



  Claro, que poco más tarde encontré esta otra, que casi me gusta más.



  Y encima, alguien se atrevió a subir esta solución en vídeo:




  Eso sí, ya en serio, yo soy muy malo para estas cosas, pero ¿se os ocurre una solución mejor para mantener el nombre de Hodor traduciendo 'hold the door' al castellano? ¡Hagan juego, damas y caballeros! Comenten la entrada y digan sus preferencias.




sábado, 30 de abril de 2016

El Programa Erasmus de los docentes: mi experiencia de profesor visitante en la Universidad de Pescara

   Uno de mis mayores lamentos como estudiante fue el no haber tenido la oportunidad de disfrutar de una estancia en otro país europeo con las famosas Becas Erasmus. Los incipientes programas que se hicieron me pillaron ya tarde y, además, por mucho que ahora pueda sorprender (sobre todo a los de las generaciones obligadas a emigrar de España por las lamentables políticas de empleo de nuestros sucesivos des-gobiernos), en aquel entonces el universitario cañí era bastante poco proclive a este tipo de experiencia, influido también, cómo no, por las enormes trabas académicas y burrocráticas (no, no es errata) que uno se encontraba para todo. Pero el problema principal seguía siendo el mencionado en primer lugar: los estudiantes españoles, sobre todo comparados con los anglosajones (y aun europeos en general), éramos más de pueblo que las amapolas. Y como dice el refrán castellano, vaya otra vez el burro por delante para que nadie se espante.


   Con todos los factores negativos que ha traído (como la esclerotización del profesorado universitario, convertido en rellenadores de informes burrocrátas y absurdos que para nada valen y nadie lee; pero dejemos esto para otro momento), la tabula rasa que supuso la adopción del sistema europeo de educación, lo que conocemos con el nombre de Proceso de Bolonia, hizo posible que aquellos amapolitos poco a poco se fueran desperezando hasta la eclosión actual del Programa Erasmus. Tampoco es que sea la panacea universal, y son enormes y razonadas las críticas de los estudiantes hacia este modelo universitario (como bien se demuestra aquí). Pero la movilidad fomentada por los Erasmus al menos ha permitido que los europeos comprueben por sí mismos cómo se hacen las cosas en otros lugares y que, contrariamente a lo mantenido por los des-gobiernos de cada país, no hay una y única forma de enfocar los estudios, y la vida, por añadidura. Hay muchas más y todas ellas son igualmente válidas.


   Este año he podido sacarme la espina y por fin proceder con mi ansiada estancia Erasmus. Ha sido mediante un acuerdo que mi actual universidad, Lancaster University, ha firmado con la Università degli Studi "Gabriel D'Annunzio". De las dos ciudades en que este centro tiene campus, Chieti y Pescara, me incliné por ir a esta última, decisión motivada porque allí da clases uno de los mayores expertos en poesía de cancionero que he conocido: Marcial Rubio Árquez, este caballero tan elegante que fuma en pipa a imagen y semejanza de nuestro comúnmente añorado Umberto Eco.


  Así que después de unos cuantos papeleos burocráticos (esta vez sin doble erre), empecé viajando en avión a Roma, por aquello de que hay que economizar y el máximo beneficiado por el programa Erasmus, el señor Ryanair, es el que tiene los vuelos más baratos entre Inglaterra e Italia. Con todas las incomodidades que supone viajar en el equivalente a las auriseculares galeras de Argel, lo cierto es que no me puedo quejar: visitar la Ciudad Eterna es siempre una bendición, aunque solo sea por unas horas.


   El viaje en autobús desde Roma hasta Pescara es cómodo, de apenas dos horas, y tiene el atractivo de recorrer el país casi desde el Tirreno hasta el Adriático, pasando por los Apeninos y los Abruzzos. Entre ríos, valles y pueblecitos encaramados en las montañas, como Roccacasale, el trayecto se disfruta como si uno estuviera en una novela de Edmondo de Amicis y fuese el mismísimo Marco.


   En Pescara encontré una ciudad portuaria típica, más grande de lo que esperaba, con el encanto que dan a tales núcleos urbanos todo el aparejo de los enseres de navegación, el barullo de los puestos de pescado, la actividad mercantil de los barcos y, por supuesto, las alegres caminatas por los paseos marítimos. Aunque el clima era todavía un poco frío cuando yo estuve, es fácil imaginar cómo será este sitio en verano: con todo el mundo disfrutando de playas y de gelatto.

  


  La universidad es pequeña pero dinámica, de fácil acceso y muy bien equipada en términos tecnológicos. Para empezar, se encuentra localizada en el centro mismo de la ciudad. Tal vez por deformación Complutense, siento debilidad por las universidades que están dentro de las ciudades, y no en lugares exentos y apartados. Me parece que las acerca más a todo el mundo y no las convierte en centros elitistas. Además, aunque no iba a estar por mucho tiempo, mis anfitriones del Dipartimento di Lingue, Letterature e Cuture Moderne tuvieron la amabilidad de facilitarme una oficina con mesa y ordenador para trabajar. En realidad solo necesitaba una tabla para apoyar mi portátil y apenas utilicé el que me dieron, pero el agradecimiento es el mismo.



  Gracias al programa organizado por el profesor Rubio Árquez, pude enseñar varias clases de cultura española de la Edad Media y los Siglos de Oro, además de dar una conferencia sobre Humanidades Digitales y su aprovechamiento en el estudio de tales materias. Me llamó mucho la atención lo altamente participativos que fueron los estudiantes italianos, sobre todo en la última sesión. Se ve que ahora que ya parece que vamos a comenzar a desenmascarar a los impostores que han abusado de tal etiqueta, la deconstrucción de las Humanidades Digitales va a tener que pasar, desde luego, por aquellos a quienes Marc Prensky denomina como "nativos digitales", pues a ellos es más difícil engañar.


 


  Aunque el acuerdo que hemos firmado por el momento solo incluye intercambio de profesores, estamos por ambas partes deseosos de extenderlo hacia los estudiantes, de forma que los nuestros puedan cursar italiano y español en Pescara y los italianos puedan venir a aprender inglés y otras materias a Lancaster. Desde luego, la idea esencial con la que regreso después de mi estancia es la de fomentar en lo posible tales vínculos. En términos educativos y casi, casi intelectuales, si algo queda de esa idea magnífica (vejada por sus miserables políticos, para no variar) de una Europa unida en su diversidad por rasgos culturales que asemejan a todos sus miembros, es precisamente el matiz que aporta el Programa Erasmus a todos los estudiantes que han pasado por él. Y esto es el logro más alentador del programa, incluidos a los profesores, cuando acudimos a ver cómo se enseña y qué en otros países que no son donde nosotros damos clase. Por más que los adláteres de la zoquetuda liberalidad pseudoeconómica gruñan quejándose de que los Erasmus solo son jóvenes de juerga y bebiendo alcohol pagados por sus impuestos, la realidad es otra bien distinta. Si os parece, intensitos macroeconómicos, cuando acaban su día de estudio los estudiantes se van a encerrar en un monasterio a copiar manuscritos a pluma de ganso... 


  En fin, dejemos de dedicar tiempo a quienes no lo merecen. Vaya un spritzer con Aperol y Campari para todos vosotros, queridos lectores, en celebración de mi primera estancia Erasmus como profesor. Y vaya también el brindis para expresar el deseo de que se sigamos colaborando con la Universidad de Pescara en el futuro.